Castres, 20 de abril, 2013
Hermanas, hermano, laicos, ¡sed bienvenidos!
En nombre de todas las hermanas de la Provincia, de las hermanas del Consejo, que han estado por aquí, especialmente de las hermanas de la comunidad de la Casa Madre y en nombre propio, os damos la Bienvenida acompañada del gozo profundo que nos da ser las anfitrionas de un evento congregacional tan importante y participativo.
Convendréis conmigo que la celebración de este capítulo 2013, aquí y ahora, tiene un significado muy especial. Yo voy a resaltar tres motivos.
También nosotras/os, animados por la fe, atravesamos hoy una puerta que nos invita a “tener los ojos fijos en Jesús”, fuente de nuestra mística y fortaleza e impulso de nuestra misión.
También nosotros, como los discípulos, como las mujeres, nos sentimos, sorprendidas, visitadas, alimentadas, fortalecidas, acompañadas y enviadas por la Palabra y la Presencia de Cristo Vivo.
Aquí, en nuestra querida Casa Madre, que nos ha abierto las puertas de par en par para entrar, estar, ver, compartir, beber de la fuente, acoger el espíritu que Emilie y las hermanas que nos han precedido han dejado en todos estos lugares y partir a ser presencia viva en nuestro mundo de hoy.
Todo se ha dispuesto, según nuestras posibilidades, con la colaboración de las hermanas y muchos laicos, para favorecer que esto se haga realidad. Sentiros en vuestra casa, pues en realidad, la Casa Madre, es la casa de todos nosotros. Gracias de vuestra presencia.
Michèle, en nombre de toda la comunidad, os va explicar las cosas prácticas para hacernos la vida más fácil y agradable a lo largo de casi un mes que estaremos juntos.
Justi Muñoz